cinema paradiso interpretado por Esteban Morgado cuarteto

martes, 31 de enero de 2012

Pentagrama para la música de ahí, adentro…


Solo un recurso para liberar el sonido que evoca

la caja de resonancia y retumba en mí.

Solo el lugar donde escribir los signos de las pulsaciones “dilatadas” y

 como varia el compás.

Solo reconocer las lluvias y el rumor del agua que corre, o entre nubes,

el viento que traslada mi “canto”

de cada uno de los parajes que retrata la memoria.

Solo grabar la voz del animal en celo que busca hasta fecundar el aire.

Solo pertenecer al suspiro que perfuma la brisa

para adivinar como es la música y ahí mismo,

“el espectador” y su virtud, a través de los sentidos

compone con lo que vibra, “la canción de cuna” o

“difunde vagamente la melancolía”.

Solo el grito de la desesperación puede llenar los espacios de angustia.

Solo el movimiento de tus labios conjuga con la expresión de tu garganta y

modula “el runrún” del instrumento más versátil.

Solo la “composición con su lírica profunda” reinventa cada emoción.

Solo variar con fines armónicos la celebración de la vida y traducirlo al

lenguaje de “la música de ahí, adentro”.

página 7

música: "La calandria" interpretada por Luis Salinas


Es decir : detrás de las palabras.



Sobre la piel viaja tu canto, esa brisa que se expande con el sonido y libera la armonía.
El que subyace en cada vibración.
Detrás del tiempo, detrás de una mañana perfumada.
O de la lámpara que permite dibujarte con la sombra.
O de las telas que protegen o de las voces que te nombran… y definen todas las cosas.
Es decir: detrás de las palabras.
También, viaja tu canto hacia donde descansa el silencio cuando descubre el sosiego.
Viaja cuando trae la agitación de la alegría.
O cuando resuena un estruendo en mí y el ánimo, entra en desazón por alguna perturbación bochornosa.
Viaja tu canto y mi canto entre las enredaderas que crecen en las paredes húmedas.
O con la pasión, detrás de las fibras que albergan la fuerza para deshilachar sentimientos.
Detrás de la tragedia y del “hormigueo” que causa a su alrededor cualquier bicho muerto.
O dentro de mí, cuando la vida se transforma en gemidos.
Viaja tu canto en los hilos de agua que frecuentan los desfiladeros y que allanan la roca más fuerte y aún, las más pesadas de cualquier cerro.
Detrás del “humor” de las ciudades, hedores que se multiplican desde el cuerpo, tal vez, para provocar esa contaminación constante.
Vuelve ese canto desde tan lejos como son tus entrañas atravesando el camino sin luz de tu propia oscuridad.
El canto que se rubrica en cada personaje viviente que de materia se viste y en aquellos, que fabrica nuestra fantasía.
Subyace “el canto entre los cantos” (jaja) una carcajada que “corre” con eléctrica sensación y luego, se descubre así misma.
Detrás del dolor que amenaza llevarse todas tus lágrimas.
El canto que late desde “el conjunto de todos los hombres”.